lunes, 21 de enero de 2013

Empecé a pensar en nuestro estilo de vida, y me iba dando cuenta de que si queríamos que el mundo, nuestra tierra donde vivimos, no se agotara de nosotros y de nuestra forma de vivir, tendríamos que  recuperar nuestro origen. Donde no se agotaban los recursos naturales, y que si íbamos al ritmo de la naturaleza, podríamos sobrevivir.
Ahora que vamos tan deprisa, consumiendo de una forma desnaturalizada, estamos creando un futuro catastrófico, para nuestros hijos, nietos y futuras generaciones. Y esto sólo por nuestra forma de vivir.
Cuando verdaderamente veía a gente feliz, era gente simple, donde se apreciaban las cosas y se disfrutaba siendo y agradeciendo el hecho de existir.  Todo es más lento, la meditación, su forma de pensar y vivir, ya no es un correr no se sabe a donde.  
Es una expansión de conciencia, y ya no es el "tu" o el "yo", sino el "nosotros", porque TODOS vivimos en esta nuestra hermosa tierra. 



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