Empecé a pensar en nuestro estilo de vida, y me iba dando cuenta
de que si queríamos que el mundo, nuestra tierra donde vivimos, no se
agotara de nosotros y de nuestra forma de vivir, tendríamos que
recuperar nuestro origen. Donde no se agotaban los recursos naturales, y
que si íbamos al ritmo de la naturaleza, podríamos sobrevivir.
Ahora
que vamos tan deprisa, consumiendo de una forma desnaturalizada,
estamos creando un futuro catastrófico, para nuestros hijos, nietos y
futuras generaciones. Y esto sólo por nuestra forma de vivir.
Cuando
verdaderamente veía a gente feliz, era gente simple, donde se
apreciaban las cosas y se disfrutaba siendo y agradeciendo el hecho de
existir. Todo es más lento, la meditación, su forma de pensar y vivir,
ya no es un correr no se sabe a donde.
Es una expansión
de conciencia, y ya no es el "tu" o el "yo", sino el "nosotros", porque
TODOS vivimos en esta nuestra hermosa tierra.
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